miércoles, 2 de enero de 2008

Un año que se va y otro que llega

Es hermoso poder comenzar un nuevo año! Saber que tenemos todo ese tiempo por delante para volver a empezar; para probar cosas nuevas, para seguir con aquellas que nos hacen felices, pero sobre todo para no cometer los mismos errores. El balance de fin de año debe contemplar todo lo bueno que nos ha sucedido y todo aquello que no estuvo tan bueno también.

Yo este año lo cierro con algo de tristeza. La vida es una energía que fluye y que no podemos controlar. Así es como algunas cosas nos exceden y no las podemos evitar, como la partida de un ser querido. Son esos los momentos en que el tiempo se detiene y es como un baldazo de agua helada que nos trae de golpe a la realidad, haciendo que todo lo que considerábamos urgente pierda sentido. Son esos los momentos en que nuestra lista de prioridades se reordena implícita y automáticamente. El desafió consiste en mantenernos alerta el resto del año, para no permitir que la rutina se apodere de esa lista y haga con ella su voluntad.

Los recuerdos del pasado, los buenos y los malos, llegan de la mano del nuevo año. Como un recordatorio de cuales son las cosas importantes en la vida, o por lo menos en la mía. Con ellos llegan también las dudas de si estaremos en el camino correcto. Y la única manera de saberlo es recorriéndolo; y en cada giro, en cada pendiente, en cada recoveco ir verificando si uno está haciendo su propio camino. Ese creo yo es el secreto. Si el camino por delante esta visible y marcado, ese no es nuestro camino, sino que fue el que hizo otro. Seguramente será mas fácil de recorrer porque tendrá carteles y señales de donde detenernos o donde ser precavidos. Y de repente encuentro en esto último similitudes con un libro de psicología que leí hace ya mucho tiempo. Fue en un momento de mi vida donde necesitaba ayuda y la buscaba a gritos silenciosos, a veces encontraba algunas respuestas dentro de esos libros. En fin, lo que trato de decir es que este es el camino que yo elijo cada día, al que le hago frente aunque sea difícil, porque me gusta la aventura o porque soy curiosa y me gusta descubrir cosas nuevas todos los días.

Y en este camino que emprendí tal vez haya cometido errores de los que espero haber aprendido, pero creo que también he acertado. He luchado por muchas cosas: por mi carrera, por el amor, por mi vida, por mi felicidad. No todas las he ganado pero si todas y cada una de ellas valieron el esfuerzo, porque además en todas esas luchas no solo he aprendido sino que además he cosechado maravillosas amistades de las que nunca me olvidare y las que espero nunca me olviden a mi.

Me gusta vivir mirando hacia adelante con la ilusión de saber que encontraré gente y experiencias nuevas, pero que también puedo mirar atrás y ver todas las cosas maravillosas que viví.

La vida, esa energía que fluye, como me gusta llamarla, hace que los caminos se bifurquen y parezcan alejarse, pero también a veces los vuelve a cruzar.-